jueves, 18 de noviembre de 2010

LA DEPRESION DE 1929


La sobreproducción (como los que producen los bienes son también los que los consumen, no pueden comprar con su salario todo lo que producen, por lo que, cada cierto tiempo, se originan crisis de sobreproducción y el mercado se satura. Además, gran parte de las empresas se dedicaban a la compraventa de acciones, sin destinar recursos a la producción.



Estados Unidos, en la década de 1920, gozó de un gran auge cultural y económico: era un país con derecho a voto para las mujeres, con sistemas eléctricos masivos, autos, aviones, películas (“the american way of life”). Entonces, la gente con suficiente dinero invirtió en acciones para obtener buenos beneficios. Pero los grandes inversionistas, pensando en que la favorable situación económica no se prolongaría mucho tiempo más, decidieron vender sus acciones, provocando así una baja en las cotizaciones. Así, todos los otros propietarios quisieron vender sus propias acciones, provocando que el jueves 29 de octubre de 1929, día denominado “jueves negro”, colapsara la Bolsa de Valores de Nueva York. Como todas las economías mundiales dependían de la norteamericana, la crisis se extendió por todo el mundo.



Una gran cesantía a nivel mundial, estancamiento del crecimiento demográfico, quiebras bancarias alrededor de todo el mundo (especialmente en Austria y Alemania). Además, esto genera un desprecio por las democracias liberales, y surgen ideologías que postulan que un líder debe dirigir el Estado e intervenir en la economía® Totalitarismo. En EE.UU., el presidente Roosevelt propone la recuperación a través del New Deal (regulación por parte del Estado de la producción, empresas privadas y dólar). Estados Unidos, para recuperarse, comienza a exigir que se les devuelva todo lo prestado a los países europeos durante la guerra. Inglaterra se ve en la obligación de cerrar sus salitreras en Chile, generando una gran cesantía: la gente emigrará a las ciudades.

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