Hace pocos años, en Ayrshire, una pequeña localidad escocesa, se reunían aquel día ciento veinte representantes de la elite política, financiera y empresarial de todo el mundo. Su cometido, diseñar el futuro del planeta.
Un ejército de guardias armados formaban un impenetrable cordón alrededor de un lujoso hotel escocés. No había huéspedes. Todas las habitaciones estaban reservadas con meses de antelación. La dirección del establecimiento había mimado cada detalle, en especial la gran sala de reuniones donde se encerrarían a cal y canto los representantes de lo más selecto de la elite mundial. Banqueros, políticos, directores de medios de comunicación y empresarios de todo el mundo desfilaban en una verdadera procesión de limusinas negras en dirección al establecimiento. Entre ellos también había algunos españoles; el secretario general de
Oficialmente, la conferencia trataría sobre el futuro de
Se dice que aquellos que acuden a las reuniones del Bilderberg lo hacen a título estrictamente particular, privados de cualquier tipo de representatividad oficial sea cual sea el cargo que ocupen. Esa al menos es la teoría. Sin embargo, todos y cada uno de ellos han sido cuidadosamente escogidos por el comité organizador precisamente en virtud de los puestos que ocupan. Son los elegidos para unirse en una serie de deliberaciones secretas cuyo fin último es la preservación de la hegemonía occidental en el mundo.
éspedes. Todas las habitaciones estaban reservadas con meses de antelación. La dirección del establecimiento había mimado cada detalle, en especial la gran sala de reuniones donde se encerrarían a cal y canto los representantes de lo más selecto de la elite mundial. Banqueros, políticos, directores de medios de comunicación y empresarios de todo el mundo desfilaban en una verdadera procesión de limusinas negras en dirección al establecimiento. Entre ellos también había algunos españoles; el secretario general de
Oficialmente, la conferencia trataría sobre el futuro de
Se dice que aquellos que acuden a las reuniones del Bilderberg lo hacen a título estrictamente particular, privados de cualquier tipo de representatividad oficial sea cual sea el cargo que ocupen. Esa al menos es la teoría. Sin embargo, todos y cada uno de ellos han sido cuidadosamente escogidos por el comité organizador precisamente en virtud de los puestos que ocupan. Son los elegidos para unirse en una serie de deliberaciones secretas cuyo fin último es la preservación de la hegemonía occidental en el mundo.
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