Hacia 1800, las condiciones de vida de las personas eran muy similares a lo que habían sido desde
Primera Revolución Industrial: a mediados del siglo XVIII, se comienza a buscar una fuente de energía que permitiera reemplazar a la animal y eólica. Esto fue posible gracias al invento de la máquina de vapor: en 1768, James Watt construyó una máquina capaz de prestar servicios útiles. Esta máquina, al no depender de las fuerzas de la naturaleza, encontró rápidamente un uso en las más variadas áreas industriales: molinos, hilados y tejidos, minería, etc.
Revolución Agrícola: la máquina de vapor, cuando llegó al campo, produjo un notable aumento de la productividad agrícola, y, a partir de esto, una parte de los terrenos de cultivo fueron destinados al pastoreo de ganado. Todo esto trajo como consecuencia un enriquecimiento de la alimentación humana (carne y productos agrícolas). Esto, sumado a los avances en la medicina y la higiene, produjo un descenso en la mortalidad y un aumento en la natalidad, produciéndose un fenómeno de explosión demográfica después de 1750
Revolución Aplicada a
Por otra parte, la electricidad, desarrollada en el siglo XIX a través del diodo eléctrico, permitió la invención del telégrafo (Morse, EE.UU.) y, posteriormente, el teléfono (Bell).
A fines del siglo XIX, la revolución de las comunicaciones estaba completa, gracias al desarrollo del automóvil (Ford, Benz) y del aeroplano (hermanos Wright).
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