jueves, 18 de noviembre de 2010

REVOLUCIÓN INDUSTRIAL


Hacia 1800, las condiciones de vida de las personas eran muy similares a lo que habían sido desde la Edad Media: la industria seguía siendo artesanal, y las fuentes de energía seguían siendo la animal y la eólica. Ya en el Renacimiento se habían desarrollado algunos inventos de gran importancia, y, durante la Ilustración, se habían desarrollado ampliamente las ciencias (pero sólo a nivel teórico). En el año 1733, James Heargraves inventa una máquina de tejer de gran rendimiento, llamada Jenny. Tras esto, se inventa otra máquina (para hilar algodón), lo cual trajo grandes beneficios para la industria textil.




Primera Revolución Industrial: a mediados del siglo XVIII, se comienza a buscar una fuente de energía que permitiera reemplazar a la animal y eólica. Esto fue posible gracias al invento de la máquina de vapor: en 1768, James Watt construyó una máquina capaz de prestar servicios útiles. Esta máquina, al no depender de las fuerzas de la naturaleza, encontró rápidamente un uso en las más variadas áreas industriales: molinos, hilados y tejidos, minería, etc.



Revolución Agrícola: la máquina de vapor, cuando llegó al campo, produjo un notable aumento de la productividad agrícola, y, a partir de esto, una parte de los terrenos de cultivo fueron destinados al pastoreo de ganado. Todo esto trajo como consecuencia un enriquecimiento de la alimentación humana (carne y productos agrícolas). Esto, sumado a los avances en la medicina y la higiene, produjo un descenso en la mortalidad y un aumento en la natalidad, produciéndose un fenómeno de explosión demográfica después de 1750



Revolución Aplicada a la Industria: los yacimientos de carbón, al ser la fuente de energía para crear vapor, adquirieron gran importancia, pero a esto hay que agregar el desarrollo de la minería del hierro, la cual permitió fabricar acero a gran escala. Las propiedades de este material eran ideales para construir todo tipo de máquinas, por lo que los países se vuelcan hacia los continentes de África, Asia y América en búsqueda de yacimientos de hierro, lo cual sería un antecedente de la Primera Guerra Mundial



Por otra parte, la electricidad, desarrollada en el siglo XIX a través del diodo eléctrico, permitió la invención del telégrafo (Morse, EE.UU.) y, posteriormente, el teléfono (Bell).



A fines del siglo XIX, la revolución de las comunicaciones estaba completa, gracias al desarrollo del automóvil (Ford, Benz) y del aeroplano (hermanos Wright).



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